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Bienvenidos, amigas y amigos que buscan caminos en la Teología... este blog propondrá opiniones, y métodos teológicos desde diversos enfoques carismas y experiencias particulares que podrían iluminar nuestro trabajo teológico. Estas reflexiones provienen de jóvenes religios@s y laicos que se encuentran en camino de formación, en estudios en el Instituto Superior de Estudios Teológicos "Juan XXIII" de Lima, Perú.

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En el Corazón de María

Mg. César Palomino Castro (docente)

miércoles, 14 de julio de 2010

MÉTODO TEOLÓGICO DIOCESANO

1. PUNTO DE PARTIDA: JESUCRISTO, PASTOR DE LA IGLESIA
Los sacerdotes como todos los fieles cristianos, reciben por el Bautismo la vocación a la santidad y están llamados a la perfección de la caridad. Con la llamada de Dios para la misión y el ministerio presbiteral reciben también, por el sacramento del Orden, una vocación específica a la santidad de vida que queda caracterizada, plasmada y definida por aquellas actitudes y comportamientos que son propios de Jesucristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia, y que se compendian en su caridad pastoral. Por tanto, los presbíteros son llamados a prolongar la presencia de Cristo, único y supremo Pastor, siguiendo su estilo de vida y siendo como una transparencia suya en medio del rebaño que les ha sido confiado.

A este modo concreto de seguimiento del Señor y de vivir la fe en Cristo en el ejercicio del ministerio presbiteral como sacerdotes diocesanos seculares se le puede llamar, espiritualidad.

Estamos en el momento de la observación, en el darnos cuenta como los sacerdotes realizan su trabajo pastoral, imitando las actitudes de Jesús, proceso que será medido por los siguientes aspectos: liderazgo, vocación, aptitud de servicio y su ser pastores de la Iglesia.

2. MEDIACION TEOLÓGICA: FUNDAMENTO CRISTOLÓGICO

Los presbíteros son, en la Iglesia y para la Iglesia, una representación sacramental de Jesucristo, Cabeza y Pastor. Proclaman con autoridad su palabra, renuevan sus gestos de perdón y de ofrecimiento de la salvación, principalmente con el Bautismo, la Penitencia y la Eucaristía. Ejercen, hasta el don total de sí mismos, el cuidado amoroso del rebaño, al que congregan en la unidad y conducen al Padre por medio de Cristo en el Espíritu. Los presbíteros existen y actúan para el anuncio del Evangelio al mundo y para la edificación de la Iglesia, personificando a Cristo, Cabeza y Pastor. El Espíritu Santo, mediante la unción sacramental del Orden, los configura a Jesucristo, Cabeza y Pastor, los confirma y anima con su caridad pastoral y los pone en la Iglesia como servidores autorizados del anuncio del Evangelio a toda criatura.

Por su parte, el Directorio para el ministerio y vida de los presbíteros, subtitula esta dimensión cristológica como identidad específica y nos recuerda que el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial (que es el que ahora nos interesa), están ordenados el uno al otro, pues uno y otro, cada uno a su modo, participan del único sacerdocio de Cristo. Agrega que en su peculiar identidad cristológica, el sacerdote ha de tener conciencia de que su vida es un misterio insertado totalmente en el misterio de Cristo de un modo nuevo y específico. “El sacerdote es elegido, consagrado y enviado para hacer eficazmente actual la misión eterna de Cristo, de quien se convierte en auténtico representante y mensajero.

Este es el momento de la contrastación, contrastaremos la figura del sacerdote desde las Sagradas Escrituras: Carta a los Hebreos, y desde el Directorio para el Ministerio y Vida de los Presbíteros, especificando las similitudes encontradas en el ejercicio ministerial de Jesucristo.

3. PUNTO DE LLEGADA: CONCIENCIA PASTORAL DEL PRESBITERO

El presbítero debe tener una clara conciencia misionera, que le haga apto y listo para comprometerse efectivamente y con generosidad para que el anuncio del Evangelio llegue a los que todavía no profesan la fe en Cristo. El sacerdote es, en verdad, "misionero para el mundo”. En la distribución de las tareas pastorales, a los sacerdotes locales no deben confiarse, prioritariamente, las comunidades ya formadas y organizadas, dejando al cuidado de los misioneros aquellas que comienzan, o la responsabilidad de evangelizar nuevos grupos. Los sacerdotes locales tienen el derecho y el deber de asumir, ellos mismos, la evangelización de sus hermanos que todavía no son cristianos, siendo verdaderos apóstoles de frontera, sin aspirar a las funciones más destacadas y a puestos seguros, centrales o mejor remunerados.

La función pastoral exige de los sacerdotes una conciencia pastoral profunda, que se basa en su identidad de "consagrados para predicar el Evangelio y apacentar a los fieles y celebrar el culto divino", participando así en la misión de Cristo Buen Pastor que conoce, alimenta y guía a sus ovejas y va en busca de aquellas que están pérdidas o se encuentran todavía fuera del redil (cf. Jn. 10, 1 ss.; Lc. 15, 3-6).

En su expresión completa, la conciencia pastoral se manifiesta en el sentido de pertenencia a la Iglesia universal, en comunión de amor y de obediencia al Romano Pontífice, principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión (cf. Mt. 16, 19; Jn. 21, 15-17); y también en el sentido de comunión y coparticipación entre las Iglesias particulares, en las cuales y de las cuales se edifica la Iglesia universal. Una Iglesia particular se vuelve estéril si no se da a las demás Iglesias hermanas. Esto supone que los presbíteros estén dispuestos a partir, enviados por el Obispo, para colaborar, en la caridad, con las Iglesias más necesitadas, especialmente con aquellas que se encuentran en ambientes solo parcialmente evangelizados.

Dignos de alabanza son aquellos sacerdotes que aceptan y ejercen con empeño y alegría cualquier servicio que su Obispo les encomiende; que hacen lo posible por acercarse a los no cristiano y no se dejan implicar en actividades ajenas al sentido apostólico de su vocación.

Estamos en el momento de la concientización, buscaremos reavivar en el sacerdote la esencia verdadera de su vocación pastoral y misionera, que sea signo de un compromiso efectivo y generoso, reflejado en el anuncio testimonial del Evangelio.

HECTOR BARACCO

KIOMI KIMURA
MICHAEL RODRIGUEZ

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