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Bienvenidos, amigas y amigos que buscan caminos en la Teología... este blog propondrá opiniones, y métodos teológicos desde diversos enfoques carismas y experiencias particulares que podrían iluminar nuestro trabajo teológico. Estas reflexiones provienen de jóvenes religios@s y laicos que se encuentran en camino de formación, en estudios en el Instituto Superior de Estudios Teológicos "Juan XXIII" de Lima, Perú.

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En el Corazón de María

Mg. César Palomino Castro (docente)

lunes, 5 de julio de 2010

Discriminación y abusos a las Amas del hogar

“La no violencia no consiste en la pasividad ante los problemas, sino que consiste en enfrentarse constantemente a ellos mediante métodos no violentos”.

El mundo del trabajo es uno de los ámbitos donde se manifiestan las diferentes formas de discriminación contra la mujer (dificultad en el acceso al empleo formal, diferencias salariales, acoso laboral y sexual, etc.).

Estas mujeres, deben superar numerosos obstáculos y discriminaciones en la búsqueda de empleo. Las sociedades no pueden permitirse ignorar el potencial de la mano de obra femenina para reducir la pobreza, y la necesidad de encontrar fórmulas innovadoras para reducir las barreras económicas, sociales y políticas. Darles a las mujeres igualdad de condiciones en el lugar de trabajo es un derecho para ellas, es un bien para todos.

En este caso, las mujeres en todas las esferas de la sociedad, incluyendo la participación en los procesos de toma de decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz. En otros ámbitos ya de la sociedad, la mayoría de estas féminas, poco consiguen para sacar adelante su vida.

Según la red internacional de socio-antropología en el Artículo2 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, señala lo siguiente:

1. Violencia física: empujones, cachetadas, ataques con objetos o armas, tirones de pelo, rasguños, golpes.

2. Violencia sexual: comentarios y gestos no deseados, exigencias sexuales bajo presión o amenaza, burlas acerca del cuerpo de la mujer, agresiones sexuales con armas u objetos.

3. Violencia emocional: amenazas, insultos, burlas, gritos, sobrenombres descalificadotes, humillaciones, interrogaciones, sustracción de dinero, amenazas de herir o atacar a seres queridos, destrucción de objetos importantes, autoritarismo o cualquier otro comportamiento que mantenga al otro miembro de la pareja en permanente tensión.

Según la Iglesia y las Sagradas Escrituras nos enseñan que todo ser humano ha sido creado a imagen de Dios, que es capaz de conocer y amar a su creador, en el cual estamos dotados de la misma naturaleza y dignidad.

Ya el concilio Vaticano II, en una página de dramática actualidad denunció con fuerza los numerosos delitos de discriminación y atentado contra la dignidad de la persona, refiriéndose a aquellos abusos a niños, mujeres y ancianos

Por consiguiente en base a lo expuesto anteriormente (mediación socio-analítica), la discriminación en estas mujeres que dedican sus vidas, tanto en el día como en la noche, se da por cualquier motivo, ya sea de género, raza, edad, color de piel, por religión, nacionalidad y abusos físicos, esto constituye una forma de violencia y merece ser combatida y eliminada.

La dignidad de la persona humana

Según la opinión de muchos creyentes y no creyentes, todo lo que existe en la tierra debe ordenarse al ser humano como su centro y culminación. Pero, nos preguntamos ¿qué es el ser humano? Hay opiniones diferentes y contradictorias, en la que a menudo se exalta así mismo como regla absoluta o se hunde hasta la desesperación; de aquí que surgen en nosotros dudas y ansiedades. Por lo tanto la iglesia, sintiendo profundamente estas dificultades, instruidas por Dios que nos revela la verdad, nos da una respuesta en la que se describe la verdadera condición del ser humano y su vocación.

Insistimos que las sagradas escrituras nos enseñan que tanto el hombre como la mujer han sido creados “a imagen de Dios” es decir Dios no creó al hombre sólo: en efecto, desde un principio los creó hombre y mujer (Gén 1, 27). Esto constituye una comunión de igualdad, de respeto, de deberes y derechos.

Hoy se habla mucho de los derechos humanos, todos los aceptan pero algunos no lo cumplen. De aquí que los derechos humanos se basan en la dignidad de la persona humana. Y la Iglesia es la que más valora a la persona, pues para ella es hijo de Dios.

Por esto, afirma el Vaticano II:

“el Concilio aprecia con el mayor respeto, cuanto de verdadero, de bueno y de justo se encuentra en las variadísimas instituciones fundadas ya, para defender la dignidad de la persona humana” (Instituciones como los derechos del niño y la mujer). Declara, además que “la iglesia quiere ayudar y fomentar tales instituciones en lo que de ella dependa, y pueda conciliarse con su misión propia”.

En la encíclica Laborem Exercens dice el Papa Juan Pablo II: “la experiencia confirma que hay que esforzarse por la revalorización social de las funciones del ama de casa, en especial en aquellas madres solteras, de que la fatiga está unida a ellas y de la necesidad que tienen los hijos de cuidados, de amor y de afecto para poderse desarrollar como personas responsables, moral y religiosamente maduras, y psicológicamente equilibradas”. Pensamos que será un honor para la sociedad de hacer posibles que dichas mujeres, sin obstaculizar su libertad, sin discriminación psicológica o práctica en cuanto abuso, puedan desenvolverse a través de un trabajo honesto remunerativo que pueda brindarles una mejor calidad de vida con sus hijos. Por ello, el Papa Juan Pablo II, en su discurso al Consejo Pontificio de la Familia, ha propuesto a políticos y empresarios que deben estudiar el modo de que el ama de casa tenga un sueldo para que pueda atender mejor a su labor de educación y de madre sin tener que recurrir a un trabajo fuera de casa.

Es un hecho que en muchas sociedades las mujeres trabajan en casi todos los sectores de la vida, pero es conveniente que ellas puedan desarrollar plenamente sus funciones según su propia cualidad sin discriminaciones y sin exclusión de los empleos, para las que están capacitadas, pero sin perjudicar al mismo tiempo sus aspiraciones familiares y el papel específico que les compete para contribuir al bien de la sociedad junto con el hombre.

“La verdadera promoción de la mujer exige que el trabajo se estructure de manera que no deba pagar su promoción con el abandono del carácter específico propio y en perjuicio de la familia en la que como madre tiene un papel insustituible”

En consecuencia de estos documentos conciliares, encontramos que en el fondo de las prácticas valorativas se exige el respeto hacía la mujer, en el cual se le deba considerar como el otro yo, la comunión de igualdad supera todo indiferencia humana.

Si bien es cierto, hoy, hay una corriente feminista de doble sentido, una defensora de los derechos de la mujer y otra revanchista. Nos atrevemos a decir que tanto Jesucristo y San Pablo fueron algunos de los promotores de la corriente feminista quienes defendían tales derechos. Sin caer en anacronismos pensamos que Jesús al acercarse a mujeres que en aquella época eran cuestionadas, como fue el caso de la mujer samaritana, o la prostituta, en fin… dichas mujeres recuperaron su dignidad ya que el contexto de aquella época las desfavorecía, ellas seguían a Jesús porque se sentían protegidas y queridas, a través de un amor desinteresado que no buscaba el placer ni eran tratadas como un objeto cualquiera. Asimismo San Pablo mando a los maridos que amen a sus mujeres. Estos casos eran inauditos. En un mundo en que la mujer, no era nada. Incluso algunos filósofos de aquel tiempo dudaban de que la mujer tuviera alma.

En nuestra actualidad se nota un cambio radical, pese, a que todavía en algunos ámbitos de la sociedad se sigan dando estos casos. Sin embargo nuestro estilo cristiano eleva a la mujer de su estado de ignominia haciéndola reina, festejada, admirada y amada pues la misión de madre es la más gloriosa de la vida.

A pesar de todo, la otra cara de la moneda, nos referimos a la tendencia revanchista feminista, esta trayendo serias consecuencias; porque una cosa es la igualdad de derechos ante la ley del hombre y de la mujer, lo cual es justo; y otra es que la mujer que se ponga a imitar en todo al hombre, perdiendo sus característica feminista que tanto la enriquecen. Por lo tanto, observamos que el feminismo llevado a un extremo es un peligro, ya que pretende ser de la mujer otro hombre; es una equivocación, ejemplo la homosexualidad o el lesbianismo. La mujer tiene sus cualidades específicas que no debe perder, y deben ser para ella de gran valor. La familia es el fundamento de la sociedad, y sin verdaderas mujeres no es posible la familia.

Reynaldo José Chirinos Zábala
Franklin de Jesús Montilla Santana

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