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En el Corazón de María

Mg. César Palomino Castro (docente)

lunes, 5 de julio de 2010

¡LOS PUEBLOS INDÍGENAS PROTESTARON CON JUSTA RAZÓN!

Los indígenas de los pueblos Awajún y Wampís que protestaron muchas veces, y sobre todo la fecha más recordada es el 5 de junio del 2009, conocida como “El Baguazo”. Estos pueblos se sentían excluidos y no considerados por el Estado, sobre todo, porque nos les respetaran tal y como son, no respetaban su cultura, sus cosmovisiones que tienen sobre la tierra. Para ellos esta masacre no es entendidaza como un acto despiadado o inhumano por la ambición de sus tierras, sino que ellos lo entienden como venganza por la violación de sus tierras, su lugar sagrado.

Es fundamental entender antropológicamente a los nativos de Bagua, ya que para ellos la venganza es muy importante sociológicamente, la venganza no responde al odio, la venganza no es una elección, para ellos la venganza es una obligación ante las faltas muy graves, para ellos la venganza responde al sentido del honor, para ellos la venganza responde al sentido de familia. Para los Awajún la venganza es una obligación cuando la falta es muy importante, el sentido del territorio no es el de un bien material, es el de un bien espiritual, en la tierra se encuentran sus antepasados, atentar contra su tierra es gravísimo y obliga a la venganza sin que les importe los que fueren victimas, es decir, sin elección.

Estos matan a las personas que se portan mal con ellos. Avisan primero a esas personas que no se hacen a ellos y no les aceptan y; si hacen caso omiso les dan muerte luego les llevan a un lugar donde ponen a todas las personas que sufren este castigo. En ese lugar se puede apreciar los restos de muchas personas que les han dado pena de muerte por no aceptar sus cosmovisiones y por muchas cosas más. Darle muerte a una persona que no iba con ellos es la mejor manera de librarse de los que les afectan, ya que lo ven como destructores que atientan contra ellos. Estas muertes son vistas como un castigo por los daños que se les causa y no como un delito grave.

Desde el punto de vista sociológico, se puede ver que los pueblos Awajún y Wampís no son considerados como personas humanas con los mismos derechos y deberes que las demás personas, sino como salvajes. Y el Estado quiere quitarles sus tierras ¿Por qué? Porque dicen que ellos no tienen titulación de tierras, y no aprovechan los recursos que se les ofrece la naturaleza ¡qué bestias! Dónde se ha visto que en la selva una persona tenga titilación de tierras, esto se ve en muchas partes de la sierra incluso. No tienen un título de propiedad. Esto tienen los de las ciudades grandes y lugares reconocidos o también algunos lugares donde las autoridades se han preocupado por darles un título de propiedad a los campesinos. Y cómo pueden Awajún y Wampís tener un título de propiedad si para ellos, como ya se mencionaba antes, la tierra es lugar donde se encuentran sus antepasados, lugar sagrado. Y no hay diferencias entre ellos que unos tienen más y los otros menos tierras, sino que todos son dueños de su territorio.

Se puede apreciar como dice Arnold Toynbee en su obra “Estudio de la historia”, tomo I: “Cuando nosotros llamamos nativos a las persona abstraemos implícitamente de nuestra percepción de ellas el color cultural. Las vemos como animales salvajes que infestan el país en el que nos ha tocado encontrarlas, como parte de la flora y la fauna local y no como hombres de iguales pasiones que nosotros mismos. En tanto que los pensamos como nativos, podemos exterminarlos, o lo que es más probable hoy, domesticarlos, y creer honestamente (quizás sin equivocarse por entero) que estamos mejorando la raza, pero no comenzamos a comprenderlos”.

Tenemos que construir un mundo en el que cada persona, sin exclusión alguna por raza, religión o cultura, pueda vivir una vida plenamente humana; respetándolas y considerándolas según sus culturas y cosmovisiones, no violando sus derechos y deberes de las demás personas. La inviolabilidad de la vida humana, reflejo de la inviolabilidad de Dios mismo, es el “derecho primero y frontal, condición de todos los derechos de la persona humana”.

A todos pertenece la tierra, creyentes y no creyentes, ricos y pobres, indígenas y no indígenas y todos están de acuerdo que todo lo que existe en la tierra se ha de ordenar al hombre; pero lamentablemente unos (ricos) se aprovechan de los recursos naturales y de los otros (pobres e indefensos), incluso esclavizándolos, para su beneficio. Se ha llegado incluso a destruir sus territorios (de los pueblos indígenas), su cultura, y dejándoles con gravísimas consecuencias que es la contaminación del agua y aire.

Los pueblos indígenas no tuvieron la mejor manera de defender su territorio con sus armas hechas por ellos mismos ante el ataque por parte de la policía, lo que para nosotros es una reacción salvaje. Por eso, nosotros debemos tomar conciencia de que ellos son personas de diálogo, si vamos a dialogar con ellos, sí nos aceptan y, si vamos a la violencia, ellos no se dejan. Ellos defienden sus tierras, además de lo que ya se ha mencionado, porque es su sustento, su vida; y al querer quitarles sus tierras es querer quitarles la vida.

No hay que verlos como los que no entienden las leyes y muchas otras cosas impuestas por el Estado, sino que hay que tener en cuenta su cultura y concepciones de mundo que ellos tienen. Y adecuar las leyes o normas a su cultura y sí podemos vivir como personas, pero siempre abriéndose al diálogo no cerrándose con el pensamiento de los que quien explotar las riquezas naturales sin ver las consecuencias que pueden dejar.

Todos los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios, tienen una misma naturaleza y un mismo origen, se debe recurrir cada vez más a la igualdad entre todos los hombres. Pues, no todos los hombres pueden considerarse iguales en capacidad física, intelectual y sensibilidad moral, pero hay que tratar de alejar y superar toda clase de discriminaciones en los derechos fundamentales de la persona, sea discriminación social, cultural, de sexo, raza. Color, condición social, lengua o religión.

Hay que tener en cuenta que nadie somos diferentes ante los ojos de Dios, sino que todos somos su hijos y la tierra nos ha dado para administrarla y no para destruirla.

URIARTE CIEZA, Augusto

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