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En el Corazón de María

Mg. César Palomino Castro (docente)

jueves, 9 de junio de 2011

Está la tradición al mismo nivel de las Escrituras Sagradas como fuente de la Revelación en la vida práctica de la Iglesia?

Nos hacemos esta pregunta por el hecho de que los fieles en su propia o compartida vida en la fe, recurren constantemente a las Sagradas Escrituras como una norma que rija sus vidas y les enseñe a vivir como cristianos auténticos, ejemplos vivos del propio Jesucristo, pero no toman en cuenta muchas veces, que hay una tradición viva en la Iglesia antes de que se Escribieran parte de las Sagradas Escrituras (N.T.) y sobre todo relacionadas al propio Evangelio (Jesucristo). Tal vez porque en la historia se ha dado más énfasis en la enseñanza de la Palabra de Dios (conocida como la Biblia), y porque muchos han cuestionado el proceder dentro del Magisterio de la Iglesia y en la propia Tradición legada por Cristo a sus Apóstoles y sucesores (Tradición Apostólica).

Objeciones: Empezaremos hablando sobre algunas personas que negaron el legado de Cristo dado a los Apóstoles y estos a su vez a sus sucesores (Obispos y presbíteros…):

1. Martín Lutero : Fue un gran teólogo en el Siglo XVI, Fraile de la Orden de los Agustinos Recoletos o reformados, de la Orden de San Agustín, un Padre de la Iglesia del Siglo IV. Lutero nació en un tiempo que se caracterizaba por la confusión y el oscurantismo, época de descontentos e incertidumbres para los hombres, sobre todo para aquellos hombres que tenían mucha fe. Él conoció el efecto desastroso de la venta de las Indulgencias (perdones concedidos por la Iglesia a causa de los pecados), indignado por ello se sintió motivado a escribir sus “95 Tesis”.

En sus Tesis Lutero no sólo ataca las indulgencias, sino a aquellos quienes las concedían, el Magisterio de la Iglesia, negando la tradición de la misma y el propio valor que tenía como legado dejado por el mismo Cristo a sus Apóstoles. Él niega la institución divina del primado (lo considera una institución humana); rechaza todo Magisterio de la Iglesia y su inefabilidad, quedando únicamente para él la Biblia (llamada la doctrina de la sola fe), como una única fuente de la Revelación es decir de lo Trasmitido por Dios y Jesucristo.

2. Los Protestantes: A raíz de lo acontecido por Lutero en el Siglo XVI muchos otros hombres, entre ellos teólogos de renombre, se sumaron a la causa de Martín L; como Juan Calvino , teólogo francés que también niega la Autoridad de la Iglesia de Roma en la Cátedra de Pedro; Ulrico Zuinglio , fundador de la Iglesia reformada Suiza, también niega la Cátedra de Pedro y sólo se limita enseñar el Evangelio desde las Sagradas Escrituras (biblia). Para ello la Biblia fue traducida a Lengua vernácula, para ser leída y enseñada por el pueblo (fieles cristianos).


En Cambio hablar del Magisterio es hablar de la Cátedra de Pedro y el legado de Cristo dado a la Cabeza de la Iglesia en su ausencia (Mt 16,18-19), para que la rija y la gobierne bajo la guía de su Espíritu (Mt 28, 18-20), el Espíritu Santo.

Solución: La Dei Verbum nos enseña en su nº 8 que en la Sagrada Escritura está de forma especial lo predicado por los apóstoles, y debía conservarse por una sucesión en el tiempo, por esto lo que ellos recibieron lo comunicaron y esto les sirvió para corregir a los fieles, para conservar las tradiciones que han aprendido. En esta tradición de los apóstoles está todo lo necesario para que el pueblo de Dios viva santamente y crezca en la fe; por eso en su doctrina, en su vida, y en su culto conmemora y comunica a todas las generaciones lo que es su fe.

Mencionar la Tradición de los Apóstoles es pronunciar a la Tradición viva de la Iglesia; “la Iglesia que recibe esta predicación y esta fe (de los apóstoles), a pesar de estar diseminada en el mundo entero, la guarda con cuidado, como si habitase en una casa única; cree igualmente a todo esto, como quien tiene una sola alma y un mismo corazón; y predica todo esto con una sola voz, y así lo enseña y trasmite como si tuviese una sola boca”.

Esto lo reafirma la Dei Verbum: “Tanto la Escritura como la Tradición proceden de una misma revelación y a la vez apuntan a un mismo fin, por eso están unidos y compenetrados. Por eso la Iglesia no obtiene su certeza de las cosas reveladas sólo de las Sagradas Escrituras y ambas deben ser veneradas con la misma piedad” . Y lo deja sentado en su Nº 10: “Ambas constituyen un solo depósito de la Palabra de Dios y el encargo de interpretarla de manera adecuada y auténtica le compete al Magisterio vivo de la Iglesia, y lo hacen ejerciendo la autoridad en nombre de Jesús” .

El Concilio ecuménico de Trento selló el canon Bíblico y dejó sentado la autoridad del Magisterio para interpretarla. Vaticano II ratifica exponiendo: “El Magisterio no se ubica por encima de la Palabra de Dios sino que enseña lo que se ha transmitido y sirve a ella oyéndola con piedad, cuidándola con exactitud y la expone con fidelidad y de este depósito de la fe saca lo que se tiene que creer como la revelación divina. La Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio según la voluntad de Dios están unidos de tal manera que no tiene consistencia uno sin el otro”.

Respuesta a las Objeciones:

Respuesta 1: Martín Lutero olvida que en la propia escritura; el Señor Jesús le deja la potestad a Pedro de gobernar (Mt 16, 18); y le da toda autoridad sobre la misma (Mt 16, 19); entonces si Lutero niega la Tradición Apostólica, como Tradición viva de la Iglesia y niega las la propia tradición olvidando que todo lo vivido intentó plasmarse por escrito y sólo una parte fue redactado en las Sagradas Escrituras, se está contradiciendo porque olvida esta cita bíblica y por ello este mandato.

San Cipriano nos dirá al respecto: “El Señor habla a San Pedro y le dice: “Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella…” Y aunque a todos los apóstoles confiere igual potestad después de su resurrección y les dice: “Así como me envió el Padre, también os envío a vosotros. Recibid el Espíritu Santo. Si a alguno perdonareis los pecados, le serán perdonados; si alguno se los retuviereis, le serán retenidos”, sin embargo, para manifestar la unidad estableció una cátedra, y con su autoridad dispuso que el origen de esta unidad empezase por uno. Cierto que lo mismo eran los demás Apóstoles que Pedro, adornados con la misma participación de honor y potestad, pero el principio dimana de la unidad. A Pedro se le da el primado, para que se manifieste que es una la Iglesia de Cristo…El que no tiene esta unidad de la Iglesia ¿cree tener fe?.. El que se opone y resiste a la Iglesia, ¿Tiene la confianza de encontrarse dentro de la Iglesia?



Respuesta 2: A los Protestantes les respondemos lo mismo; esto no vino sólo con el Nuevo testamento lo de dar autoridad y reconocer sucesores, esto viene desde el antiguo testamento; lo dirá por ello San Clemente (Sucesor en la Cátedra de Pedro) : “Los apóstoles nos evangelizaron de parte del Señor Jesucristo y Jesucristo fue enviado de parte de Dios. Así pues, Cristo viene de Dios, y los apóstoles de Cristo. Una y otra cosa se hizo ordenadamente por designio de Dios. Los apóstoles, después de haber sido plenamente instruidos, con la seguridad que les daba la resurrección de nuestro Señor Jesucristo y creyendo en la palabra de Dios, salieron, llenos de la certidumbre que les infundió el Espíritu Santo, a dar la alegre noticia de que el reino de Dios estaba para llegar. Y así, según que pregonaban por lugares y ciudades la buena nueva y bautizaban a los que aceptaban el designio de Dios, iban estableciendo a los que eran como primeros frutos de ellos, una vez probados en el Espíritu, como obispos y diáconos de los que habían de creer. Y esto no era cosa nueva, pues ya desde mucho tiempo atrás se había escrito acerca de los obispos y diáconos. En efecto, la Escritura dice en cierto lugar: «estableceré a sus obispos (episkopoi) en justicia, y a sus diáconos (diakonoi) en la fe» (Is 60, 17) ss”.

Y frente a las dudas de si procedía de institución divina, el cual no era aceptada, San Clemente responderá: Los Apóstoles nos anunciaron el Evangelio de parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado de parte de Dios. Así pues, Cristo de parte de Dios, y los Apóstoles de parte de Cristo. Los dos envíos sucedieron ordenadamente conforme a la Voluntad divina. Por tanto, después de recibir el mandato, plenamente convencidos por la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y confiados en la Palabra de Dios, con la certeza del Espíritu Santo, partieron para anunciar que el Reino de Dios iba a llegar. Consiguientemente, predicando por comarcas y ciudades establecían sus primicias, después de haberlos probado por el Espíritu, para que fueran obispos y diáconos de los que iban a creer (...). Y nuestros Apóstoles conocieron por medio de Nuestro Señor Jesucristo que habría discordias sobre el nombre del obispo. Puesto que por esta causa tuvieron un perfecto conocimiento establecieron a los ya mencionados y después dieron norma para que, si morían, otros hombres probados recibiesen en sucesión su ministerio.
 
Los guardianes legendarios

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