Unión con la cabeza
Carta a los Efesios, 3 – 7, 9 – 10, 12 – 13
· El texto es una carta dirigida a la comunidad de Efeso.
· El autor del texto es uno de los padres apostólicos: San Ignacio de Antioquia.
· El tiempo de su creación pertenece al siglo segundo después de Cristo.
· El género del texto es de tipo epistolar que exhorta con urgencia a la comunidad cristiana de Efeso.
· El contexto en que se escribe esta carta es la persecución y la prisión sufrida por parte de los romanos, y su posterior martirio.
· La comunidad de Éfeso estaba dividida y la autoridad de su obispo era cuestionada.
· Sale a la luz el tema de la unidad entre la humanidad y divinidad de Cristo, y aplicaciones analógicas.
En la epístola dirigida a los efesios encontramos uno de los más antiguos testimonios patrísticos sobre la unidad en la jerarquía, en la fe en Jesucristo, etc. Por otro lado, San Ignacio es muy claro en su Cristología, afirmando la verdadera humanidad de Jesús así como su verdadera divinidad, saliendo así al paso de la herejía docetista, que negaba la verdadera humanidad de Jesús, y de los ebionitas, que negaban su divinidad.
La carta de Ignacio debía leerse ante los miembros de la asamblea como un llamamiento a la unidad, entendida en este caso como unidad en torno al obispo, también presente: «os conviene correr a una con la voluntad del obispo» (C. Ef. 4, 1). La unidad, según Ignacio, empezaba ya por el presbiterio o colegio de ancianos, que debían armonizar con el obispo «como las cuerdas con la cítara»
Ignacio añade al carácter disciplinar de sus recomendaciones una interpretación espiritual del episcopado: «…es necesario considerar al obispo como al Señor mismo» (C. Ef. 6, 1)
No sólo la unidad de los efesios preocupaba a Ignacio. También la presencia de heterodoxias: «He sabido que han pasado algunos que querían sembrar mala doctrina (C. Ef. 9, 1)». Ignacio los llama «perros rabiosos que muerden a traición» (C. Ef. 7, 1).
La carta de Ignacio debía leerse ante los miembros de la asamblea como un llamamiento a la unidad, entendida en este caso como unidad en torno al obispo, también presente: «os conviene correr a una con la voluntad del obispo» (C. Ef. 4, 1). La unidad, según Ignacio, empezaba ya por el presbiterio o colegio de ancianos, que debían armonizar con el obispo «como las cuerdas con la cítara»
Esta metáfora musical alcanzaba asimismo al resto de la asamblea, que debía cantar a coro, con una única voz, «al Padre, por medio de Jesucristo»
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